sábado, 22 de julio de 2023



en algún lugar tenía algo para decir pero se me quedó ahí atrás. siempre pasa lo mismo, llega esta hora y me doy cuenta que no escribí nada. y cómo es tarde no escribo y me voy a dormir.

cuando dejo la lapicera mi mano pareciese resurgir de algún lado, de algún otro lado, no es esa máquina que le da forma a la tinta, algo invisible que se vuelve visible pero sólo para mí porque nadie puede darse cuenta de lo que ocurre. es como si volviese. la palma se vuelve de un rojo furioso y los dedos empiezan a latir, desde la base de los nudillos hasta la yema, en bombeo rítmico; idéntico en todos los dedos. luego la mano completa se contagia del latido. en el dorso las venas son más notorias y más azules. la mano está llena de vida y hace segundos no me daba cuenta. eso debe ser la señal de algo. tiene que serlo, la mano me late igual que mi corazón que todavía lo hace. y lo seguirá

viernes, 21 de julio de 2023

entre la perra y yo había un portón, desvencijado, enclenque y oxidado pero suficientemente fuerte como para que no para que la perra no salga. la luli estaba tirada, triste, me pegué al lado del portón y ella vino dócil hacia mí. por el espacio que dejaban las rejas herrumbradas empecé a acariciarla y a rascarla, arrodillado yo, sentada ella. el olor del oxido y la textura de su pelaje sucio se mezclaban con esa mueca de satisfacción que muestran los perros cuando los rascas detrás de la oreja. la rasqué un rato y luego me quise ir. ella puso su pata sobre mi brazo y me quedé un rato más. me quise levantar, arrodillado yo y volvió a repetir lo mismo. y yo me volví a quedar. un minuto eterno. hasta que la saludé y me fui, saludándola sin mirar.

no hay nada que me dure mucho tiempo. ni la motivación ni el compromiso ni la disciplina. todo se pierde nada me importa. ya no hay historias, ya no hay nada que contar. existe la intención primera pero luego, automáticamente, se desvanece. parecía importante, pero no. perdido el sentido de decir, el sentido de expresar, algo se aborta antes de que nazca. o simplemente se olvida o se borra.
mis gatos me reciben maullando. los saludo y sigo hacia la puerta trasera. los gatos siguen maullando a mis espaldas mientras me siguen y en un movimiento dubitativo busco las llaves en el bolsillo trasero del jean. las llaves están donde tienen que estar y todo está como cuando me fui a las siete de la mañana, salvo que son las tres de la tarde.

jueves, 8 de diciembre de 2022

esto es fácil. es conocido. como que lo hice mil veces antes y dejé de hacerlo. porque es difícil darse cuenta que no sos nadie. quizás no sea orgánico o cualquier otro invento. hoy, con algunos accidentes complicados de por medio doy gracias que de volver a hacerlo. como que hace calor pero hay viento y las ramas del chivato se  mueven y me pude levantar temprano y está bien. el objetivo es simplificar la vida y apagar el ruido. y ver las cosas nacer; todo el tiempo, por generación espontánea, como los brotes del malvón, las ranas o los hormigueros. y olvidar que uno está, literalmente, boyando por ahí. 

el olvido es la bendición que otorgan los dioses cuando el hombre se cansa de pelear contra sí mismo, de tensarse los días y corromperse diariamente. el olvido es misericordia que se otorga cuando llega el entendimiento, esa comprensión prístina sin carga . y con misericordia se puede volver a empezar. y olvidar los últimos días, cargados de sol y viento norte y golpes de calor. y comenzar de nuevo. un día como hoy, un día de verano con viento en las ventanas. 

me dicen por cucaracha que hay más. estoy esperando que llegue la lluvia